jueves, 3 de abril de 2014

Al mal tiempo buena cara.

Y llega un momento en el que te das cuenta de que la cuesta o está tardando mucho en asomar la cima o has entrado en una con mucha pendiente. El estado de ánimo empieza a ser duro, pero no sólo el tuyo, empiezas a ver como los que te rodean también lo sienten, o a lo mejor es uno mismo que se obsesiona en que toda la situación a su alrededor está como rara, mejor dicho diferente.

Sientes que falta una chispa de algo que haga cambiar todo. Con el todo me refiero al ambiente, es de saber que nunca está todo mal y que si pensamos alguna vez en que habría que cambiar todo nos equivocaríamos, porque simplemente estaríamos suponiendo que al hacerlo todo va a pasar a ser mejor o por lo menos volver a la normalidad, pero como digo, esto es un simple supuesto, no una certeza.

Al final en las pocas veces en las que he vivido esta situación me he dado cuenta de una cosa, no existen ni medicinas, ni sesiones que te animen, ni tutoriales de autoayuda. Al final lo único que sirve es echarle coraje, salir cada día a por todas y volver a reencontrar el camino uno mismo. Porque os acordáis de algún momento en el que lo hayáis pasado muy mal, si es así es porque lo superasteis y fue gracias a vosotros mismos porque no hay mejor guerrero que uno mismo ya que uno es capaz de saber sus virtudes y sus defectos, pero lo más importante es que sólo uno mismo sabe hasta donde puede luchar.

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